17 abril 2006

El cerebro de Judas Iscariote


Ha sido tiempo de conmemorar la Pasión, la muerte y la resurrección de Cristo. Y la Última cena. Y la maldad de un hombre sin escrúpulos, un traidor sin igual. Pero, ¿por qué él? ¿El azar o la necesidad?

- Uno de vosotros, de mis amados discípulos aquí reunidos, me va a traicionar – dijo Jesús, sin ocultar su desdicha.
- ¿Por qué dices eso, Maestro? ¿Quién de nosotros habría de traicionarte? – cuestionó Pedro alzando la voz, mostrándose ofendido.
- Sé que uno de vosotros lo hará, ¡y lo hará pronto! – replicó Jesús.
- Pero, Maestro, ¿cómo es posible si todos te amamos? – preguntó Juan.
- Uno hay entre vosotros incapaz de sentirse identificado conmigo, con el sentimiento de amor que os transmito, con el significado de esta reunión.
- Pero, Maestro, hemos abandonado a nuestras familias y todo cuanto poseemos para seguirte – afirmó, desconcertado, Simón.
- Uno hay entre vosotros incapaz de prever las consecuencias de sus actos, incapaz de predecir lo que ha de suceder.
- ¿Quién de nosotros haría algo así, Maestro, quién? Dínoslo, ¡y le repudiaremos!
- Uno hay en esta mesa incapaz de distinguir la frontera entre lo bueno y lo malo, incapaz de seguir el camino de la Virtud, el camino del Padre.
- ¿Quién, Maestro, quién es él?
- Uno de vosotros. En verdad os digo que sé muy bien que no se arrepentirá de sus actos, ya que es incapaz de sentir remordimientos por lo que está a punto de emprender – dijo Jesús, ahora sí, mirando a Judas sin disimulo, que estaba sentado a su izquierda, en el extremo izquierdo de la mesa.

Todos miraron a Judas, sin reaccionar, paralizados, confusos. Un silencio espeso y fúnebre se adueñó de aquella entrañable reunión.

- Sí, mi amado discípulo, tú me vas a traicionar – dijo Jesús apuntando, con su dedo sagrado, a Judas Iscariote, mirándole con compasión.
- Pero, Maestro, ¿por qué yo? – dijo Judas, con más curiosidad que tristeza.
- Porque... – Jesús bajó entonces la cabeza, sintiendo vergüenza por lo que iba a decir, sabedor de la frustración que acarrea la injusticia – ...tú eres diferente, Judas. Es tu cerebro. Sufres una grave lesión en una región del cerebro llamada corteza prefrontal, justo encima de tus ojos. ¡Nada hay que puedas hacer!

De nuevo se hizo el silencio.

- Maestro, ¿puedes hacer algo por mí? – dijo Judas, sin comprender las extrañas palabras que había pronunciado Jesús, pero advirtiendo la gravedad de la situación.
- Tú, Judas, eres incapaz de respetar la Ley (The frontal cortex and the criminal justice system). El reino de Dios te está vetado – dijo Jesús tratando de ocultar su frustración – Pero el tiempo vendrá en el que serás comprendido y redimido. ¡Que así sea!

Tito

P.D. Y así fue (Meeting of minds: the medial frontal cortex and social cognition).

3 Comments:

Blogger Fernando G. Toledo said...

TITO:
Excelente, también por lo divertido, tu artículo. Lo recomendaré. Un gran saludo.

21 abril, 2006 16:21  
Blogger Otis B. Driftwood said...

Pues a mí me gusta más este evangelio. Además, goza de la virtud de la síntesis...

23 abril, 2006 23:33  
Anonymous Anónimo said...

Que estupidez, con que argumentos se puede afirmar eso, se supone que Jesus hablaba en parabolas no en lenguage cientifico, y se supone que eres un doctor?

02 junio, 2009 18:39  

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