03 enero 2007

El experimento del señor Marcel: El arte está en su cerebro


El sobre contenía una invitación, firmada por el señor Marcel, en la que le invitaba amablemente a visitar su pequeño museo. “El arte contra el arte”, era el nombre de la exposición que exhibía el museo del señor Marcel. “Percepción impura”, sería un nombre más apropiado para otros. Karl aceptó la invitación sin dudarlo ni un segundo. Una vez en el museo, y después de identificarse, le pidieron excusas ya que el señor Marcel se encontraba ausente. Y además le hicieron llegar una nota que había de leer antes de visitar la exposición. La nota en cuestión decía lo siguiente:

Estimado Karl:
Gracias por aceptar mi invitación, ya sabes cómo aprecio tu gusto por el arte. Pero, ¿qué es realmente el arte? Hemos discutido tanto..., tantas ideas. Desde Platón que identificaba la idea suprema de Belleza con la idea de Bien, hasta Hegel que pensaba que el arte manifestaba la Verdad, que Dios se manifestaba en el arte en forma de belleza. O Duchamp quien dijo que un artista se expresa con su alma y en el alma debe asimilar el arte... ¿Está el arte en el alma? ¿Es el arte, pues, otra de esas capacidades intangibles de la esencia de la naturaleza humana?
Me gustaría conocer tus comentarios acerca de las obras de arte expuestas en mi museo. En este momento sólo muestro 5 piezas, distribuidas en 5 salas, pero en un futuro podrán ser muchas más, quizá infinitas. Para disfrutar de la exposición te facilitarán un “sombrero” con un dispositivo TMS y un mando con 5 botones numerados del 1 al 5, uno por cada una de las piezas, que deberás presionar justo antes de contemplarlas. Espero ansioso tu opinión.
Un saludo cordial,
Marcel

No sin cierta curiosidad, avivada por la nota de Marcel, Karl se colocó el extraño sombrero, cogió el mando con su mano derecha y se dispuso a visitar la exposición. Ladeó una pesada y opaca cortina y entró con paso decidido en la sala número 1. Una vez dentro presionó el botón número 1. Se encontró en una habitación pequeña, de paredes blancas y desnudas, e iluminada con una luz tenue. Justo en el centro, una silla. Una silla de madera aparentemente corriente, que parecía clavada al suelo, con una inscripción en el respaldo.

Después de aproximadamente 20 minutos, y de haber visitado las 5 salas y contemplado las 5 piezas de arte, Karl transcribió unos breves comentarios que le hizo llegar al señor Marcel. Comentarios ordenados según el número de sala:

1- No tiene ningún sentido estético, no me dice nada. Este tipo de “arte” no tiene el más mínimo valor para mí. ¡Parece una broma!
2- La primera impresión es interesante. Me llama mucho la atención el color..., tiene mucha fuerza. No puedo parar de pensar en él una y otra vez. Inunda todo el objeto y lo hace particular.
3- Esta pieza es extraordinaria..., la perfección de sus formas y proporciones. Maravillosamente colocado en su contexto, coherencia de contornos y tamaños.
4- ¡Único! Aunque sé lo que es no puedo visualizar nada igual a este objeto. Es especial.
5- Vacío. No expresa nada. Le falta pasión, sentimiento, misterio, carga emocional. No tiene ningún valor artístico.

Tres días después de su visita, Karl recibió una nota del señor Marcel:

Estimado Karl:
Te agradezco tus comentarios. Quiero que sepas que la exposición que visitaste corresponde a lo que algunos llamamos una Instalación Virtual. Las 5 salas eran idénticas al igual que las 5 obras allí expuestas (una silla vulgar). El “sombrero” contenía un dispositivo de estimulación magnética transcraneal (TMS) que produjo lesiones virtuales reversibles en áreas específicas de tu cerebro justo antes de contemplar cada pieza, según el número de botón presionado: 1- control (no lesión); 2- lóbulo frontal; 3- lóbulo parietal inferior izquierdo; 4- lóbulo parietal inferior derecho; 5- amígdala.
Y bien, amigo Karl, ¿qué es realmente el arte?
Un fuerte abrazo y hasta pronto,
Marcel


“El arte tiene la bonita costumbre de echar a perder todas las teorías artísticas”

12 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Brutal. Genial. Me ha encantado.

Saludos.

04 enero, 2007 08:19  
Blogger manolo_elmas said...

Interesantísimo experimento. Y digo yo: ¿no se parece demasiado a esos postulados de algunas sectas y pseudocientíficos que predican, en base a la física cuántica, que no hay nada real, que la realidad no existe, sino que todo es producto de una representación concreta, voluntaria y momentánea de nuestro cerebro?
Es una pregunta, no una afirmación.

04 enero, 2007 12:19  
Blogger Borrame said...

¿Serías tan amable de dar más detalles? ¿Es un cuento o una anécdota real? ¿Está basado en la bibliografía que mencionas?

04 enero, 2007 14:16  
Blogger AGRA said...

“El experimento del señor Marcel” es pura ficción. No describe un experimento real..., aunque supongo que podría llevarse a cabo, ya que las técnicas están disponibles. De hecho la estimulación magnética transcraneal ya se ha utilizado para provocar lesiones virtuales y estudiar la participación de determinadas áreas cerebrales en tareas conductuales. Que yo sepa no hay ningún experimento similar en relación al arte. Sí hay datos que muestran el efecto de lesiones cerebrales alterando la percepción de, por ejemplo, una fotografía y su valencia emocional (lesión en la amígdala, trabajos de Antonio Damasio, entre otros). En esta bitácora ya hemos hablado en varias ocasiones de alteraciones en la percepción y función cerebral (p.e., 20Enero2006).

Auguro que el arte, la percepción de una obra artística, no puede ser inmune a este hecho. Incluyendo el efecto de alteraciones fisiológicas (p.e., estado emocional). Insisto en que no sé hasta qué punto se ha investigado esto en neurociencias, no conozco toda la bibliografía al respecto. El artículo a que se hace referencia en la anotación pertenece a un número especial titulado “The Neurobiology of painting”. Todo el volumen en sí es muy interesante. Se pueden encontrar artículos en los que se describe cómo alteraciones específicas en la función cerebral (p.e., enfermedades como Alzheimer, ataques epilépticos, migrañas) modifican la creación artística, la obra de un artista (se habla de la sordera de Goya, la “locura” de Van Gogh o la creatividad de Frieda Kahlo). En particular, el artículo que cito, describe de manera general cómo lesiones en el lóbulo frontal o el lóbulo parietal derecho o izquierdo pueden producir alteraciones y limitaciones en las capacidades “artísticas” de los individuos. Por ejemplo, un daño en el lóbulo parietal derecho impide a los individuos copiar (dibujar) adecuadamente (proporciones, tamaños) un objeto expuesto (p.e., una silla), aun siendo capaces de tener el concepto abstracto de “silla”. Justo lo contrario ocurriría tras una lesión en el lado izquierdo. Es decir el daño en el lóbulo parietal derecho produce problemas visuo-espaciales pero no de categorización. Lo contrario ocurriría con el izquierdo.

En cuanto a la “realidad” del mundo real..., creo que la realidad está “ahí fuera”, otra cosa muy diferente es la manera en que nosotros percibimos esa realidad. Siguiendo el ejemplo del “experimento del señor Marcel” , la silla existe, y me puedo tropezar con ella, pero dependiendo del “estado” de nuestro cerebro la percibiremos de una manera o de otra (no hablamos de alucinaciones, ese sería otro tema). La silla será percibida de otra manera por una mosca o un perro dependiendo, a buen seguro, de la relevancia biológica que tenga para ellos.

Otra cosa es..., la silla existe pero..., la obra de arte “silla”, ¿existe? Creo que la obra de arte como tal sólo está en nuestro cerebro.

Tito

04 enero, 2007 19:48  
Blogger Borrame said...

Muchas gracias por la ampliación y por llamar a la reflexión sobre estas cosas. Aporto lo que me salió a mí:
Concuerdo con que la "obra de arte" existe sólo en nuestro cerebro. Por mi parte separaría -intuitivamente- la identificación de dicha obra en dos aspectos. Uno es el que corresponde a la emoción que puede causar la obra, dado por las capacidades perceptivas/emocionales/relacionales del observador (que se extenderán a su capacidad de "percibir" las mismas características en otros objetos de su entorno) y que sin duda serán afectadas por el funcionamiento del cerebro.
El otro aspecto es el que lleva a denominar "obra de arte" al objeto percibido, que me parece más bien el resultado de una construcción social, justamente lo que denunciaba Duchamp con su orinal. El viejo chiste de ir al museo de arte moderno y admirar el extinguidor de incendios... Pienso en más de una escultura abstracta que, si una la encontrara por ahí abandonada, diría "qué objeto más curioso, qué bonito" pero no lo asumiría como arte... hasta el momento de ponerlo en exposición, claro.

04 enero, 2007 20:16  
Anonymous Anónimo said...

Hola de nuevo,

Estoy de acuerdo con Tito y con Juan Poquito en que "la obra de arte" esta en nuestro cerebro. Como dice Juan, depende de la emocion que la obra pueda causar en el observador. Y la emocion resulta de la actividad cerebral.
En el experimento del se~or Marcel, se utilizan lesiones reversibles y localizadas para estudiar la percepcion de "una obra de arte" y Tito menciona como alteraciones especificas influyen en la creacion artistica. Y que pasa con esa peque~a parte de la poblacion que no tiene alteraciones sensoriales ni cerebrales destacables pero que ciertas obras de arte les llegan a producir alguna clase de emocion (descarto las emociones que realmente son producidas por la publicidad que supone saber que si la "obra" en cuestion esta en un museo, es porque es de "arte"?)
Bien, para variar, comentare un experimento que mi mala memoria no me permite concretar donde se puede encontrar informacion acerca del mismo. Perdon.
Resulta que a un grupo de personas les mostraron dos imagenes muy semejantes y debian decir cual de las dos les impactaba mas. Una de ellas consistia en un paisaje de cierto pintor del naturalismo ingles en la cual se veian entre otros elementos, unos arboles movidos por el viento. La segunda imagen, consistio en la misma imagen anterior a la cual se le habian modificado ligeramente la posicion de las ramas de los arboles antes mencionados (se entiende que la sensacion de naturalidad de ambas imagenes era equivalente, es decir, la modificacion no producia ningun pegote).
Bien, por lo que parece, la imagen sin modificar (la que pinto el naturalista ingles) fue la mas elegida. Es decir, en la composicion original, la posicion de las ramas de los arboles transmitian alguna sensarion que creaba alguna emocion en los observadores. Cosa que no ocurria con la imagen modificada. Se midio la actividad cerebral de los observadores en el momento de visionar las imagenes. Sorpresa! La imagen original activaba ciertas areas (perdonad que no me acuerde cuales en concreto), cosa que la imagen modificada no.
En conclusion, creo que este experimento mostro que la "obra de arte" esta en nuesto cerebro ,,,, y que un artista es aquel que encuentra la manera de estimularlo.
Otro argumento que en mi opinion apoya la idea de que la "obra de arte" esta en nuestro cerebro, es el hecho de que la educacion de una persona influye a la hora de percivir una obra como "arte" o no. Me explico, hay quienes consideran las obras de Picasso, Miro, etc como una tremenda patochada. Otros las consideran arte en grado maxino. Y hay quienes las tienen por hitos del pasado, pero ya superados. Una diferencia destacable entre estos tres grupos esta en la "educacion" pictorica que tienen ,,,, como comento Fernando Trueba en la epoca que hizo su "Calle 54" -tarde o temprano, las diferentes artes terminan creando obras para los propios artistas; llegan a tal grado de "sofisticacion" que solo los propios artitas de ese grupo llegan a entender.
Es decir, es la "educacion"-el entrenamiento cerebral - lo que permite llegar a apreciar ciertas obras y calificarlas de arte.

Johnson

09 enero, 2007 22:53  
Blogger AGRA said...

Ciertamente no sólo las lesiones y patologías determinan los "gustos" ni las "cualidades" artísticas de los individuos. Y dependiendo de la configuración de nuestro cerebro (cultura, educación, genética) tendremos tendencias a emocionarnos con diferentes estímulos, entre ellos los artísticos. A lo largo de nuestra vida pasan muchas cosas buenas y malas, y tenemos muchos tipos de experiencias que pueden verse evocadas en momentos concretos, por ejemplo, al visualizar (o escuchar) una obra de arte. La misma obra para otra persona puede no evocar ningún sentimiento ni idea ni emoción particular y es sólo basura. Quizá, tomando algún tipo de droga las cosas se vean de otro modo, incluídas las obras de arte ("Las drogas y el señor Marcel"??). Lo mismo vale para la creación artística. ¿Qué ocurre en el cerebro de un artísta cuando trabaja? Pero, de nuevo, ¿qué consideramos un artista?
Pero también es cierto que hay tipos de estímulos artísticos que son más del "gusto" de la mayoría de la gente por su valor cultural o emocional (e.g. pinturas de gente sufriendo o alegre, una gran catedral...). De hecho, el experimento que describe Johnson indica en mi opinión la existencia de determinados tipos de estímulos, colores, formas, estructuras, que serán más apreciadas desde un punto de vista artístico porque son más "atrayentes" para nosotros, teniendo en cuenta la estructura y función de nuestro cerebro (en este caso sistema sensorial, incluída la información emocional). ¿Cómo hubisese salido un experimento similar pero hecho entre perros o caballos?
Plenamente de acuerdo en el crucial papel de la educación (los criterios que conforman lo que debe ser "arte" y "un artista") en lo que percibimos como arte o un artista. Esto se aprende y una vez aprendido está en nuestro cerebro.
Pero, ¿es la percepción del arte como tal una capacidad inherente al funcionamiento de nuestro cerebro? ¿O es un desarrollo cultural particular de otras cualidades biológicas que sí tienen un claro valor evolutivo? (por ejemplo, el lenguaje, interacción social,...)

Tito

13 enero, 2007 19:49  
Blogger AGRA said...

Y después de todo no he mencionado todavía a uno de los neurobiólogos que más investiga el tema del arte:
Semir Zeki

Tito

13 enero, 2007 19:53  
Anonymous Anónimo said...

Creo que en la percepción de arte existen dos componentes que se retroalimentan, por lo que es difícil discriminar uno del otro. Por un lado está el componente biológico (genética), que probablemente dirija en parte nuestros gustos (cuidado, la definición de gusto tampoco es muy clara). Como ya se ha apuntado, es posible que la distancia entre líneas, la curvatura de las mismas o determinadas combinaciones de colores activen, por algún motivo segurmanete evolutivo, determinadas regiones del cerebro (imagino que sobre todo sistemna límbico y corteza orbitrofrontal y, claro, corteza visual) que dan lugar a una mayor atracción hacia esas combinaciones determinadas. Sin embargo, el segundo componente es clave en este juego, y es el ambiente, la culturas en la que se desarrolla un individuo y los conocimientos que adquiere a lo largo de su vida, que es lo que finalmente determianrá su gusto. Un mejor conocimiento (conocer técnicas, histora del arte, opiniones de expertos) puede ayudar a formar el gusto. Con ello no estoy diciendo que aquel quew no conoce no pueda apreciar la belleza de una obra de arte, pero estará mál limitado a la hora de discriminar entre una buena y una mala obra de arte (dejo de lado qué es una obra de arte, ese es otro asunto). El ejemplo es claro. Llevémoslo a la experimentación. El conocimiento nos hace saber que hay determinadas técincas y determinados diseños experimentales que son más "elegantes" que otros y el experto sabe discriminar cuándo un experimento es más bello (elegante) que otro, sin embargo, alguien que no conoce los métodos de experimentación podrá decir poco acerca de los experimentos en cuestión y de su mucha o poca elegancia. Por tanto, pienso que lo biológico condiciona pero lo que realmente define la capacidad para detectar la belleza en la obra de arte. Espo sible que vengamos con una cierta cpacidad innata para ello, del mismo modo que poseemos la capacidad innata para correr o saltar mucho, pero si no lo entrenamos no llegaremos nunca a correr o saltar mucho.
Otro apunte, y en este caso una reflexión de Umberto Eco, que decía que en la valoración de una obra no vale el "me gusta" o Ç"no me gusta" o "es bonito" o "es feo". Ahí precisamente es donde se diferencia aquel que posee conocimiento de aquel que no lo posee. Uno podrá dar razones por las que le parece bonito, el otro no. Uno, segurmanete aporeciará mucho más la belleza que el otro. ¿Sentirán los dos del mismo modo la belleza? Y otra pregunta ¿se apreciará del mismo modo la belleza dde una pintura que de una composición musical?

15 enero, 2007 10:22  
Blogger AGRA said...

Yo supongo que no se apreciará de igual modo una pintura que una composición musical. Al menos eso se podría preveer, si como también supongo, estarían implicadas áreas cerebrales diferentes. La música más relacionada con el hemisferio izdo y lo pictórico más en el derecho, sobre todo áreas visuales. Si estoy en lo cierto, la forma que el cerebro tiene de manejar esos estímulos diferentes influirá en la forma de percibirlos ("apreciarlos"). En este sentido, el mayor "entrenamiento" de alguna de estas áreas del cerebro, bien en relación a la música o a la pintura (por la experiencia, el conocimiento aprendido...), podrá marcar más diferencias en esa apreciación.

¿Sentirán del mismo modo la belleza? NO lo creo, por la misma razón por la que dos personas no tienen por qué sentir del mismo modo otro estímulo sensorial (un olor, gusto...). Quizá sí la "intensidad de belleza" de 0 a 10, si se pudiese medir, pero no la "calidad de belleza". De nuevo, estamos hablando de factores que han moldeado tu cerebro y la manera en la que éste responde a estímulos a lo largo de tu vida (educación + genética). Aquí entrarían las áreas del cerebro que "decoran" emocionalmente cada estímulo sensorial que percibimos. (Neural correlates of beauty)

¿Se podrá algún día tener una batería de test (conducta, actividad neuronal, etc) a través de los cuales se pueda adivinar con cierta precisión el "tipo de educación" que se ha recibido o las experiencias que se han vivido?

La valoración de una obra...¿No puede ocurrir que sientas que algo es bello y no lo puedas explicar? Quizá la explicación se crea a posteriori según la cultura y el conocimiento adquirido. En ese sentido sería como una experiencia mística. Dependiendo de la formación religiosa se explicará de una manera o de otra...

Todo esto me recuerda a la diferencia entre emoción y sentimiento, según Damasio. La reacción emocional es más visceral..., el sentimiento es algo más elaborado.

Tito

19 enero, 2007 20:02  
Blogger AGRA said...

Fe de erratas: El comentario anterior me refería a la apreciación musical y su relación con el hemisferio izdo. del cerebro. Por lo que he podido leer (estudios de lesión, comisurotomía) la apreciación musical estaría más relacionada con la actividad del hemisferio derecho y no del izdo. como comenté.

Tito

22 enero, 2007 18:42  
Blogger AGRA said...

jose: hemos actualizado el enlace al artículo que se citaba en el apunte (uno de los de la monografía): Art, constructional apraxia, and the brain.

31 enero, 2007 23:59  

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