21 agosto 2005

¿Podemos fiarnos de los Evangelios? I. Religión, textos sagrados... neurociencias

A primera vista, este tema podría quedar fuera del punto de mira de esta bitácora (escepticismo y neurociencias). Sin embargo, si lo miramos atentamente, estamos hablando de religión (creencia en una divinidad), lo cual es del máximo interés para las ciencias del cerebro. De hecho, algunos han acuñado el término Neuroteología que precisamente trata de investigar mediante un abordaje multidisciplinar las bases biológicas de la experiencia religiosa (http://www.numenware.com/). Y es que los conceptos que “maneja” el cerebro implicados en una creencia religiosa no son comparables a los de cualquier otra creencia no religiosa, como ha puesto de manifiesto Pascal Boyer (“Why religion is Natural” www.csicop.org/si/2004-03/religion.html). Dicho esto, pienso que para entender una creencia religiosa determinada, es preciso conocer el origen, la historia y el fundamento racional que la justifican (caso de que exista). La teología cristiana se fundamenta en la historia escrita de Jesús de Nazaret. Los evangelios canónicos (se denominan así los aceptados por la iglesia, es decir Marcos, Mateo, Lucas y Juan, y que están incluidos en los 27 libros que componen el Nuevo Testamento) pretenden ser la única biografía escrita de Jesús. Estos textos son considerados un bien cultural debido a la influencia tan abrumadora que han tenido, y tienen, en la tradición y la cultura de millones de personas en todo el mundo. En ellos se narra la vida de un hombre que nació de una virgen, hizo milagros y resucitó. A parte de que esto pudiera haber ocurrido (parece imposible por lo que conocemos acerca de las leyes que gobiernan la Naturaleza), lo más interesante es que quizás se pueda demostrar que no existe ningún testimonio fiable de que esto ocurrió. O dicho de otro modo, quizás se pueda demostrar que lo que cuentan los evangelios, aquello que justifica la existencia de una institución tan poderosa como la iglesia, no tiene ningún rigor histórico y es posiblemente una ficción literaria. Creer en “algo”, llámese dios, personal e intransferible, trascendental en lo que entendemos como nuestra realidad y fruto del propio sentimiento trágico de la vida (como escribió Miguel de Unamuno) es una opción individual, supongo. Pero creer en un dios inventado por otros..., ¿no son estos dos tipos de creencias cualitativamente diferentes? ¿O es más un problema de antropología cultural?

En los últimos días he tenido la suerte de asistir a un interesantísimo curso de verano centrado en los evangelios y su posible contenido histórico. En él, expertos de diferentes disciplinas como la teología, historia, fiolosofía, filología, etc, han aportado muchos datos y conclusiones acerca del estudio histórico-crítico de estos textos. ¿Qué podemos saber del Jesús histórico? ¿Se pueden estudiar los evangelios desde la óptica de la historia? Esta anotación es la primera de tres partes, que vendrán a continuación, en donde me hago eco mediante mis notas y comentarios de algunos de los puntos discutidos en dicho curso. Y el que tenga oidos para oir, que oiga.

¿Es lícito y oportuno estudiar los evangelios con herramientas humanas, como la razón? Parece ser que hay gente que opina que lo que albergan estos textos escapa al entendimiento humano y no pueden ni deben ser estudiados por el hombre. Bueno..., sin comentarios. Las técnicas histórico-críticas que se utilizan actualmente para estudiar los evangelios, al igual que otros textos antiguos, tienen aproximadamente 250 años. El estudio de estos textos es muy complejo ya que hay que situarse en una óptica filosófica, religiosa, cultural, filológica, de hace 2000 años y buscar la contrastación con otros textos y fuentes de la época. Se puede decir que el el siglo XVIII comienza el estudio racional de los evengelios y se concluye por primera vez que la predicación judía de Jesús era diferente de la teología de sus seguidores. Este en su paso imporante a todas luces porque se empieza a sugerir que el Jesús histórico tuvo poco que ver con la doctrina que luego adoptaron sus seguidores desde el mismo momento de su muerte. A partir del siglo XIX, aparece la Escuela de la Historia de las Religiones, y da cuenta de la influencia de la religión griega y de los modelos morales griegos (por ejemplo, el estoicismo, el cinismo), además de la lengua griega (griego popular), en las incipientes doctrinas cristianas (ver comentario 1). Cabe destacar las obras del teólogo alemán Rudolf K. Bultmann que son esenciales para entender la historia de la tradición y la crítica de los evangelios (“Historia de las Formas”) y que tienen como objetivo la desmitologización del Jesús histórico. Estas obras enfatizan la importancia de la tradición oral como fuente primordial para conocer al Jesús histórico. La tradición oral representa un estadio anterior a la tradición escrita (ver comentario 2). A partir de estos estudios se puede concluir que es difícil/imposible llegar al propio Jesús, pero sí, en cierto modo, a la comunidad que transmitía sus dichos y hechos. También es importante lo que se denomina “Historia de la redacción”, que consiste en el estudio de los evangelios tal y como han llegado hasta nosostros (cómo están escritos, recursos literarios, estructura del texto, etc).

Las conclusiones generales que se pueden extraer cuando se estudian los evengelios desde un punto de vista histórico-crítico son las siguientes:

- Los evengelios, escritos 40-60 años después de la muerte de Jesús, no corresponden con el producto de testigos visuales de lo narrado (ver Recordando eventos que nunca ocurrieron).

- Los evengelios son obras de propaganda religiosa, y con esa idea implícita fueron escritos. Por tanto, no tienen rigor histórico en su gran mayoría, aunque se puedan extraer de ellos algunos datos contrastables de interés histórico.

- Los evengelistas, además de recopiladores, son auténticos creadores literarios. Cada evengelista manipula, tanto la estructura como el contenido del texto, y deja en él su impronta, intereses y preocupaciones (ver comentario 3). Es posible que sean autores de una única obra.

Dicho esto, la respuesta a la primera pregunta que titula esta anotación es NO, no podemos fiarnos de lo que nos cuentan los evangelios. Sin embargo, todos los expertos coinciden en indicar que el personaje histórico Jesús de Nazaret existió, y que se pueden obtener, con mucha cautela, algunos datos verídicos de su vida y obra. Pero, ¿qué se cuenta en los evangelios acerca de este personaje que ha trascendido hasta nuestros días? O lo que es lo mismo, ¿cómo se pasó del Jesús de la historia al Cristo de la fe? Y la pregunta del millón, ¿qué valor tiene para un creyente cristiano el conocimiento de todos estos datos?
Continuará...

Tito

5 Comments:

Blogger AGRA said...

Comentario 1.

La influencia de la cultura y la lengua griega en esta época era muy importante. La conflictiva situación política de Israel propició migraciones judías hacia los principales centros del imperio helenístico. Estas comunidades judías estaban helenizadas por lo que se realizó una versión griega de la Biblia hebrea (“Biblia” significa libro en griego). Esta primera Biblia fue llamada “de los setenta” o “Alejandrina”, se aceptó en la diáspora y el judaísmo, y fue la versión que conocieron los evangelistas. La primera Biblia latina es la Vulgata (versión oficial de la iglesia católico romana), traducida por San Jerónimo (347-420 d.c.) por la orden del Papa Dámaso I.
Los textos que utilizan los expertos para sus estudios histórico-críticos son los originales griegos.

Tito

21 agosto, 2005 21:06  
Blogger AGRA said...

Comentario 2.

Merece la pena apuntar algo más acerca de la tradición oral. Lo escrito acerca del Jesús histórico primero fue tradición oral que luego pasó a las escrituras. Por lo tanto, la tradición oral es de vital importancia porque nos acerca al Jesús histórico (dichos de Jesus). Pero para llegar a la tradición oral tenemos que estudiar la transmisión oral. Y para estudiar la transmisión oral hay que situarse en el contexto y la mentalidad de la época. Cabe destacar tres puntos importantes en este sentido:

1/ La influencia de la tradición oral en los evangelios es muy imporante porque dura aproximadamente 120 años:

- Tradición oral à Llega hasta mediados del S. I. La primera colección escrita de dichos de Jesús data de los años 50-60 d.c. (documento Q).
- Tradición oral convive con tradición escrita à Entre los años 50 y 150 d.c. Momento en el que se componen los evangelios canónicos.
- Tradición escrita à A partir del S. II. Los evangelios se fueron copiando con fidelidad... hasta nuestros días.

2/ Formas de transmisión oral. La transmisión oral en el cristianismo naciente podía tener distintas formas, unas más fiables que otras:

- Tradición oral incontrolada à Poca fiabilidad. Sin controles establecidos. Se transmite a través de la gente (tradiciones populares) y su contenido es principalmente milagros.
- Tradición oral informalmente controlada à Más fiable. Algunos miembros velan por la exactitud de los datos importantes. Se transmite a través de los discípulos. Tradiciones discipulares y su contenido consiste principalmente en dichos, controversias y anécdotas (parábolas).
- Tradición oral formalmente controlada à Muy fiable. Existen maestros o ministros de la palabra. Se transmite a través de discípulos organizados en comunidades y su contenido consiste en enseñanzas, credos y fórmulas litúrgicas. Problema: puede estar mediatizada por intereses comunitarios.

3/ Se puede recuperar el contenido de la tradición oral mediante métodos histórico-críticos:

* De los evangelios (y otros textos escritos) a la tradición oral
- Mediante una crítica literaria: Comparación de diversas versiones para ver dependencia literaria y antigüedad; mediante una crítica redaccional: Ver cuáles son los rasgos propios de cada envangélio.

* De la tradición oral hasta los dichos de Jesús
- Mediante la crítica histórica y la crítica de la tradición oral: tipo de tradición.

Con esta metología se puede conluir que no todas las tradiciones acerca de Jesús que están en los evangelios proceden de él y han sido ampliadas, por ejemplo, por otros profetas cristianos. La mayoría de las tradiciones han llegado modificadas hasta nosotros... , no se pueden recuperar las palabras exactas de Jesús pero sí su voz.

Tito

21 agosto, 2005 21:08  
Blogger AGRA said...

Comentario 3.

El evangelio de Marcos es el pionero. Después vinieron los evengelios de Mateo y Lucas, basados, en gran parte, en el texto de Marcos. Más tarde vino el evangelio de Juan, diferente a los tres anteriores. Parece ser que hay rasgos redaccionales y de contenido que caracterizan a los diferentes evangelistas, lo cual es muy importante a la hora de estudiar la autoría y la veracidad de los textos estudiados. A modo de ejemplo:

- El evangelio de Mateo (80-90 d.c.) es en realidad una versión corregida y aumentada de Marcos. Su autor es probablemente un judeocristiano exrabino y escriba perteneciente a una comunidad cristiana en Siria. La estructura del texto es peculiar (Narración-Discurso; Narración-Discurso;...). En cuanto a su contenido, exalta a Jesús como hijo de Dios y potencia su divinidad (“corrige” el Jesús ambiguo de Marcos); muestra interés eclesiológico (preocupado por la formación de la iglesia) y en crear una identidad divergente del judaismo; gran tendencia escatológica (dedica dos quintas partes al juicio).
- El evangelio de Lucas es muy amplio. Se compone del evangelio propiamente dicho y de los Hechos de los Apostoles (los Hechos forman el 30% del Nuevo Testamento). Ambas partes se narran de manera distinta y se acepta que fue Lucas el autor. Lucas tiene pretensión histórica, lo que se puede apreciar en su esquema narrativo. Pero también quiere confirmar la fe cristiana (en contra de paganos, romanos, etc). Muestra una temporalidad característica en su narración (un viaje en el espacio y en el tiempo). Utiliza técnicas literarias que estaban ya en escritos griegos.
- El evangelio de Juan tiene una relación supletoria con los evangelios anteriores. Sorprende su unidad de recursos estilísticos y de léxico. Es el único libro del Antiguo Testamento que hace referencia al autor y que tiene “conciencia” de ser libro. En su estructura, la articulación del espacio y tiempo es distinta: Todo transcurre en 6 días y hay un ir y venir en la trayectoria de Jesús, con puntos cardinales geográficos constantes. Galilea es punto de partida; Judea es punto de escape; y Samaria es punto de acogida. Es una interpretación diferente de Jesús.

Tito

21 agosto, 2005 21:08  
Anonymous Anónimo said...

¿Será Che Guevara un "cristo" dentro de mil años?

10 noviembre, 2005 17:13  
Anonymous Anónimo said...

No tenemos ni tradición cristiana, ni Jesús, ni evangelios hasta dos siglos después, los papiros encontrados no demuestran todavía nada, mientras no se les haga la prueba del C14.
Tampoco tenemos Nazaret ni Pablo, ni Pedro y menos evangelistas.

Si tenemos comunidades de seguidores del que Salva y mucho de Eusebio de Cesarea ( por cierto era arriano). A partir de él... tenemos de todo.
Cordiales saludos, Rocco

05 abril, 2008 21:59  

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