08 noviembre 2005

¿Está la clave en un rincón inactivo del cerebro?



Esta es la pregunta que se hace Enrique de Vicente para intentar explicarse los sorprendentes poderes parapsicológicos de Mathew Manning, “sanador psíquico” para más señas, en el primer capítulo de su último libro “Los poderes ocultos de la mente” (Plaza & Janes, 2005; supongo que reedición del original de 1995 editado por América Ibérica en la colección Universo Secreto). Enrique de Vicente, director de la revista Año Cero, ha escrito un libro apto solo para los muy creyentes de lo paranormal, a juzgar por los mimbres con los que está hecho el primer capítulo (que probablemente sea lo único que lea del libro el que firma este apunte). Y digo esto porque se trata de una enumeración carente de crítica de todos los supuestos poderes mentales que poseen determinados individuos. Básicamente se nos narra en este primer capítulo un cuentecillo sobre la vida y “milagros” (léase “poderes”) de este tal Manning que podría utilizarse como guión de una película de terror de bajo presupuesto; aparece de todo: “poltergeist”, dibujos que aparecen repentinamente en las paredes, mensajes de personajes que vivieron hace muchos años, mediums y sacerdotes que no encuentran explicación a estos fenómenos, y como no, los servicios de inteligencia interesados en dichos poderes. En cuanto a los poderes sanadores, la cosa tampoco tiene desperdicio: es capaz de alterar la actividad de enzimas, influir en el crecimiento de cultivos celulares, y por supuesto destruir células cancerosas que estaban en el interior de una probeta. Y no le importa dar pistas a lo largo del texto de las incongruencias de lo que cuenta. Así cuando habla de la “técnica propia” de este sanador dice: “colocaba sus manos sobre los hombros del paciente; éstas empezaban a moverse con total autonomía alrededor del cuerpo del mismo y se situaban sobre las zonas afectadas o sobre otras que aparentemente nada tenían que ver con aquéllas.” (la cursiva es mía). Por supuesto cuando de forma independiente se intenta comprobar estos fenómenos los resultados son contradictorios, o más bien inexistentes, pero eso es debido a que, como cuenta el propio sanador Manning: “El experimentador tiene un papel en el resultado final del experimento. Es una parte del mismo, tanto como el sujeto, lo que explica por qué los investigadores hostíles no consiguen resultados.” (quizás me repita pero ¿no recuerda esto a cierto dragón que ya ha aparecido por esta bitácora?).

Pero volvamos a la pregunta que encabeza este apunte. De Vicente se atreve a proponer explicaciones biológicas a los fenómenos parapsicológicos que describe (independientemente, como he mencionado antes, de que no demuestre que dichos fenómenos existan). Bien, podríamos dar crédito a dichas explicaciones si provinieran de un especialista en las ciencias de la vida (como Sheldrake) aun cuando carezcan de sentido y no se basen en ninguna teoría científica contrastada. Pero no sé que autoridad puede tener el autor de “Claves ocultas del código da Vinci” y director de la revista Año Cero para discutir sobre el funcionamiento del cerebro. La profundidad de las explicaciones aportadas, sin embargo, resuelve el enigma: se trata de sacar a colación las famosas ondas cerebrales que, como realmente no tienen ninguna función biológica clara (y prácticamente ya ni valor clínico salvo en el estudio del sueño y la epilépsia), son muy utilizadas por los postulantes de lo paranormal para explicarlo todo. Parece ser que este sanador, mientras está en plena actividad (por ejemplo, doblando una cuchara a lo Uri Geller), muestra un registro electroencefalográfico con numerosas ondas theta, o como nos dice De Vicente “una función cerebral con abundantes ondas theta”. Dicha “función cerebral” “parecía demostrar la existencia de una conexión entre sus facultades Psi y un estrato primitivo del cerebro que en el ser humano permanece inactivo” y que es “una función innata del Homo sapiens, que probablemente se atrofió en la mayoría de las personas hace muchos miles de años”. Vamos lo de siempre, que el común de los mortales no utilizamos todas las capacidades de nuestro cerebro (uno de los mitos clásicos sobre el funcionamiento del cerebro, carente completamente de fundamento biológico) pero que estos individuos sí lo hacen gracias a que son activadas por determinados acontecimientos, en este caso, porque la madre de este individuo “sufrió una fuerte descarga eléctrica tres semanas antes de que éste naciera”. Y ahora viene los más absurdo y rocambolesco de toda esta historia: De Vicente plantea la hipótesis sobre si el aumento de los adolescentes con habilidades psíquicas hace 30 años se debió a la difusión de los electrodomésticos en los hogares, “con el consiguiente aumento de probabilidades de que se produjeran descargas eléctricas”, y si en la actualidad “las notables mejoras en estos aparatos, para evitar estas descargas, no tendrán algo que ver con la disminución del número de dotados portentosos que se detectan”. ¡Uf! Uno se pregunta si tendrá límite la imaginación de estos supuestos “reputados comunicadores”, como nos lo presenta la información de promoción del libro.

En un artículo publicado en La Vanguardia en el verano del 2004 (junto a uno de Rupert Sheldrake que ya comentamos en un apunte anterior de esta bitácora), titulado “Desarrollo y limitaciones de las investigaciones”, De Vicente nos desvela las claves de lo que él entiende sobre el funcionamiento del cerebro: “los estados mentales pueden existir independientemente del cerebro”, “la mente puede actuar sobre otras mentes o sobre la materia sin intermedio físico conocido”, “la mente no se localiza en un órgano, sino que parece abarcar todo el organismo e incluye probablemente los niveles celulares” (esto último, aunque lo mentara como si fuera algo muy complejo, demostrando así que no tiene ni idea de lo que está hablando, es en realidad lo más próximo que ha estado a la realidad: la mente tiene por supuesto una base celular, concretamente, una base neuronal). Según De Vicente existen numerosas investigaciones que demuestran estas teorías, realizadas por laboratorios de prestigiosas instituciones, aunque supongo que cualquier institución que obtenga resultados negativos pasará de ser prestigiosa a ser hostil, y ya se ha mencionado antes como esto “afecta” a los resultados de las investigaciones. La otra clave que se desvela en el artículo es el interés que tuvieron diferentes servicios de inteligencia, KGB, CIA, DIA, en el estudio de los supuestos poderes mentales y su aplicabilidad, y como grupos de presión ajenos a estas agencias y formados por científicos escépticos presionaron para que se frenaran dichas investigaciones (a diferencia de lo que ocurre con el fenómeno OVNI, en este caso los servicios secretos son víctimas, no agentes, de maquiavélicas conspiraciones).

En resumen, este libro parece ser una vuelta de tuerca más a la monserga pseudocientífica sobre el funcionamiento del cerebro y su relación con la mente. Pero no deja de sorprenderme la desfachatez con la que se despachan teorías y explicaciones biológicas basadas más en la imaginación febril del que las propone que en ningún dato o resultado experimental reproducible y contrastable, o lo que es lo mismo, basado en el método científico.

Lupe

5 Comments:

Blogger AGRA said...

Continúo sin entender el irresistible atractivo del concepto "poderes ocultos de la mente".
¿Qué significa "estrato primitivo del cerebro que en el ser humano permanece inactivo"? Como dice Lupe, lo de siempre, que el común de los mortales no utilizamos todas las capacidades de nuestro cerebro ¿no?
Para mí es como si me hablasen de los "poderes ocultos del hígado" sólo porque si una porción de tejido hepático muere o no es funcionante, la porción sana es capaz de suplir su función. ¿Significa esto en opinión de los "pseudo..." como el autor del libro que el hígado tiene unos poderes ocultos que no usamos?
Decir que no usamos todo nuestro cerebro es no haber estudiado el funcionamiento del mismo...
Además de aquello de usar las "ondas cerebrales" como explicación de cualquier cosa rara que se les ocurra ... pero eso es cuestión de otro comentario.

Cupri

10 noviembre, 2005 09:32  
Blogger AGRA said...

Es cierto. La desfachatez con la que se proponen teorías absurdas es increíble, de vergüenza ajena. Me estoy refiriendo ahora a lo del efecto de los electrodomésticos en las capacidades cerebrales.
De todas maneras, ya lo hemos hablado otras veces, pero lo de las ondas cerebrales para justificar los poderes de la mente es muy habitual. En mi opinión es la falta de conocimiento acerca de lo que significa realmente la actividad eléctrica cerebral que podemos registrar mediante EEG. Algo similar ocurre con el famoso Método Silva de control mental. Tuve la oportunidad de asistir a una charla acerca de su contenido y me encontré de nuevo con el poco rigor a la hora de hablar de ondas cerebrales (en este caso alfa). De acuerdo a este método conseguir el "estado alfa" es la clave para conseguir potenciar nuestras capacidades de autocontrol. Esto recuerda al mito de que no usamos todas nuestras capacidades y que "sumiéndonos" en un estado alfa podemos recuperarlas.

En serio, realmente no sé cuánto se sabe acerca del correlato entre función cerebral y lo que registramos groseramente en el EEG. Este es un tema oportuno e interesante para documentarse y discutir.

Tito

15 noviembre, 2005 21:23  
Blogger AGRA said...

Para saber un poco más de este libro desde la perspectiva del propio autor aqui va una entrevista aparecida en nosotras.com: "Enrique de Vicente: “La videncia es algo esencialmente femenino”".

Lupe

20 noviembre, 2005 00:44  
Anonymous Anónimo said...

Antesdeayer Sábado apareció el pavo en Milenio3 hablando en vivo y en directo de su libro, presentado por el "inefable". Por supuesto que oir las gilipolleces del tipo éste con su propia voz da una especie de repelús neuronal que le deja a uno turulato un par de horas. Repugnante, vaya.
Manolo "elmas"
TheTeleplasticInquirer.com

21 noviembre, 2005 10:51  
Anonymous Anónimo said...

Simplemente una pena...

....acaso no ven en sus propias palabras el escepticismo de una mente fria y sin un sueño perdido de niñez...

....alma y cuerpo son uno....

....y los sueños son la liberacion del alma....



Ceyra

10 septiembre, 2007 18:32  

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