28 diciembre 2005

¿Es Dios un accidente?

Dadas las fechas en las que nos encontramos, esta pregunta podrá considerarse por algunos como bastante irrespetuosa (y hasta herética). Otros, sin embargo, la considerarán muy oportuna. Entre estos últimos se encuentra seguramente Paul Bloom, profesor de psicología y lingüística en la Universidad de Yale, y autor del artículo Is God an accident? (publicado en el magazín The Atlantic Monthly, ver NOTA 1). El artículo aborda, desde el punto de vista de la psicología cognitiva, el análisis de la naturaleza de las religiones, interesándose principalmente por la pregunta, ¿en qué consiste la creencia en lo sobrenatural? La tesis que mantiene está en consonancia con los fundamentos que inspiran esta bitácora, a saber, que la creencia en lo sobrenatural (en Dios) es el resultado de la actividad de nuestro cerebro. Básicamente, Bloom considera que una de las consecuencias de la evolución del cerebro humano es la predisposición a ser dualistas y creacionistas. Lo cual no quiere decir que ser dualistas y creacionistas tenga un valor adaptativo, sino que se tratan de subproductos (podría leerse también como pechinas a lo Jay Gould) de la evolución de dos procesos cognitivos fundamentales: el procesamiento independiente del mundo físico y del mundo social, y la búsqueda constante de causas y efectos. La segunda tesis del artículo es, por tanto, que “la religión no emerge para servir a un propósito sino por accidente”. Esta es la tesis que mantiene entre otros Richard Dawkins en su artículo What use is religion? (publicado en Free Inquiry, ver NOTA 2). Dawkins considera que la pregunta en términos evolutivos acerca de la religión no sería “¿Cuál es el valor de supervivencia de la religión?” sino “¿Cuál es el valor de supervivencia tanto de una conducta individual o característica psicológica no especificada todavía, que se manifiesta, bajo circunstancias apropiadas, como de la religión?”. Bloom intenta en su artículo dar una respuesta parcial a esta segunda pregunta al identificar las funciones neuropsicológicas seleccionadas por su valor adaptativo que en determinadas circunstancias derivan en la creencia en lo sobrenatural. Sin embargo, esta no es una posición consensuada. Baste sólo como ejemplo el comentario del artículo que hace Bob Myers hace en su bitácora Numenware: “Si la creencia en Dios es una pechina (accidente) y es un despilfarro de energía para las especies [como sostiene Dawkins], debería haberse deseleccionado, pero no es eso lo que ha ocurrido. ¿Por qué? O, ¿hay ventajas evolutivas par la creencia en lo sobrenatural? Si es así, la historia no está completa hasta que no se identifiquen [dichas ventajas].” Supongo que desde dentro de esta bitácora surgirán defensas de ambas posturas (me reservo mi opinión para el debate).

Una conclusión que se deriva necesariamente de los argumentos planteados en el artículo de Bloom es que Dios (lo sobrenatural) no existe más que como actividad de nuestro cerebro. Pero esta conclusión no es tan necesaria ni obvia desde el punto de vista del creyente. Como ejemplo, el artículo de Bloom generó un intenso debate en una bitácora de un defensor del “diseño inteligente” (en dos apuntes, aquí y aquí) cuya premisa es que “la ciencia no puede probar la existencia o no existencia de Dios” (ahora no es el momento, pero en el futuro abordaremos este argumento que es, básicamente, una falacia). En fin, no sabemos cual pudiera ser el valor evolutivo de la creencia en Dios, si es que lo tiene, pero está claro que es un fenómeno psicológico que afecta profundamente el razonamiento del individuo.

Lupe

NOTA 1: Agrademos a Bob Myers de Numenware que nos haya facilitado una copia del artículo (no es de libre acceso).

NOTA 2: El artículo de Dawkins está traducido en Sin Dioses: ¿Para qué sirve la religión?