Proyecciones astrales: ¿dentro o fuera de nuestro cerebro?
Rastreando la red de redes hemos encontrado esta asociación cuya pagina web no tiene desperdicio: la Academia Internacional de la Conciencia (www.iacworld.org/spanish). En la página de inicio podemos encontrar los objetivos de dicha asociación: “el estudio de la conciencia más allá del cerebro físico” “con especial énfasis en las experiencias fuera del cuerpo”. Se trata de la ciencia de la Concienciología que estudia la conciencia “así como sus manifestaciones tanto dentro como fuera del cuerpo”, y que “difiere de las ciencias convencionales debido a que su fundamento científico se basa en un nuevo y más avanzado paradigma filosófico: el paradigma conciencial, que considera la realidad como multidimensional.” Se afirma que “la tecnología moderna no tiene aún un grado de sofisticación suficiente que permita detectar, analizar, y estudiar las dimensiones más sutiles donde la conciencia puede manifestarse” de ahí que se requiera “que el investigador sea tanto científico como objeto de estudio, utilizando sus experiencias cotidianas, dentro y fuera del cuerpo, como experimentos de laboratorio”. Como se ve se trata de una nueva vuelta de tuerca a los argumentos clásicos de las pseudociencias. Es decir, se llama ciencia a algo cuyo método no tiene nada de científico, pero a la vez se la considera al margen de “la corriente científica principal”.
La Concienciología basa sus principios en los hallazgos obtenidos del estudio de las experiencias fuera del cuerpo (o proyecciones astrales), estudio que compete a la Proyecciología, subdisciplina de la Concienciología. Según se dice en la página web, aunque las proyecciones astrales son conocidas desde el antiguo Egipto, es partir de las últimas décadas del siglo XX que “se ha vuelto materia de investigaciones rigurosamente científicas”. Entiendo claro que no se refiere a los estudios que muestran como la estimulación focal de ciertas áreas de la corteza cerebral (corteza parieto-temporal) puede provocar la experiencia de abandonar el cuerpo de manera que puede ser observado desde una posición remota respecto a éste. Ni a los estudios clínicos de pacientes epilépticos o con migrañas describiendo episodios de estar viendo su propio cuerpo desde fuera de sí mismos. Todos estos estudios (revisados en Blanke y Arzy, 2005) sugieren que las experiencias fuera del cuerpo son ilusiones sensoriales complejas que resultan de un fallo por parte del cerebro en el procesamiento de la información sensorial de nuestro cuerpo y su posición en el espacio, lo que genera una alteración de la perspectiva visuo-espacial del propio cuerpo (alteración de la conciencia). Pero también demuestran que este tipo de experiencias anormales (que no paranormales) resultan ser fenómenos cerebrales que pueden ser investigados desde las neurociencias sin necesidad de recurrir a nuevos y no-tan-originales paradigmas.
Lupe
Olaf Blanke y Shahar Arzy. “The out-of-body experience: disturbed self-processing at the temporo-parietal junction” The Neuroscientist 11:16-24 (2005)