16 diciembre 2006

Proyecto Conciencia Global: ¿De qué conciencia me habla?


Ahora mismo, en estos momentos, en 41 países del mundo están en funcionamiento una serie de ordenadores repartidos en 65 redes y generando sin descanso secuencias de datos aleatorios... 0011010100011001010100.... (random event generators). Estos datos son transmitidos a un servidor central que se encuentra en Princeton (USA) donde estas secuencias son analizadas con sumo cuidado. ¿Qué se puede analizar en una secuencia de datos aleatorios? Su aleatoriedad. Es decir, se trata de ver si hay “algo raro” estadísticamente hablando.

Lo esperable de una secuencia aleatoria es que encontremos un 50% de “1” y un 50% de “0”. Es como si tirásemos una moneda al aire continuamente. Esperaríamos caras y cruces con igual probabilidad. ¿Y si encontrásemos en nuestra moneda, después de lanzarla suficiente número de veces, que salen 80% de caras y sólo un 20% de cruces? Pensaríamos que pasa “algo raro”, como por ejemplo, que alguien ha trucado la moneda (¿Trucaje Inteligente?). ¿Y si en el Proyecto Conciencia Global encuentran en algunos momentos concretos que la secuencia no es aleatoria y esto tiene relevancia estadística? La hipótesis general es que ocurren determinados eventos en nuestro devenir histórico que, de alguna manera, afectan a nuestras conciencias y éstas, a su vez, “interaccionarían” (literalmente) con los generadores de datos alterando las secuencias aleatorias. Estos eventos de alcance planetario son desde los atentados del 11 de Septiembre hasta el funeral de la princesa Diana o las celebraciones de Año Nuevo. Los ingenieros del Proyecto Conciencia Global observaron que justo en estos momentos la secuencia de números aleatorios se alteró de manera estadísticamente significativa (salieron muchas más caras que cruces). La interpretación: el shock producido en nuestras conciencias por estos eventos fue “detectado” por los generadores de datos. Conclusión: hay una conciencia holística global (electrogaiagrama). Y de ahí..., hasta donde quiera cada cual.

Este proyecto parece ser otra versión del programa PEAR (Princeton Engineering Anomalies Research) que a finales de los años 70 pretendía investigar la interacción entre la conciencia humana y las máquinas (léase, telequinesia y percepción remota). Llegado a este punto, y con la actitud crítica que pueda tener alguien con la mente abierta, son dos, en mi opinión, las cuestiones clave. Brevemente, una teórica (1) y otra metodológica (2). 1/ ¿Cómo la conciencia humana interacciona con los generadores de datos? Habría que dejar claro que, según los conocimientos actuales en neurociencias, la conciencia humana es una cualidad que depende del funcionamiento del cerebro. Si el cerebro está dañado, no hay conciencia. Esta cualidad natural, que a buen seguro el conocimiento científico en neurobiología irá poco a poco desmitificando, es individual y no se puede transmitir (de nuestro cerebro no emana ninguna energía “psi” que pueda interaccionar con otros cerebros o máquinas). Dicho esto, otras preguntas: Y la conciencia de otros animales (por ejemplo, una matanza de cebras), ¿no afecta a los generadores de números? ¿Podría alguna interferencia electrónica durante esos eventos (ya que hablamos de ordenadores en red) explicar la alteración de las secuencias aleatorias? 2/ ¿Se dan también alteraciones de la secuencia aleatoria en otros momentos de la Historia en los que no ocurre ningún evento a escala global humana? Porque tendemos a encontrar coincidencias..., están en todos los sitios, sólo hay que buscarlas. Es decir, ¿cómo el entierro de Lady Di agitó tanto nuestra conciencia global y no la muerte constante de miles de niños en todo el mundo debido a la miseria y la hambruna? ¿Depende del número de conciencias humanas alteradas? ¿Y la matanza constante de gente inocente en las guerras actuales? ¿También altera la secuencia aleatoria de datos? ¿O depende de a quién pertenezcan las conciencias afectadas? No sé..., hay “algo raro” en todo esto.

Tito

01 diciembre 2006

Cerebro y ácido bórico (la conexión oculta)


Hace un par de meses apareció en las portadas de los periódicos la noticia de que en los domicilios de un terrorista etarra y en el de un terrorista islamista se había encontrado una sustancia química conocida como ácido bórico. Si bien este descubrimiento demostraba la conexión, que hasta ese momento se había mantenido oculta, entre ETA y Al Qaeda, los medios desviaron la atención sobre este importante asunto para centrarse en la trifulca entre jueces y policía por la falsedad o no de unos informes oficiales. En todo este tiempo he podido reflexionar sobre esta conexión entre las citadas organizaciones terroristas y he descubierto que es de una importancia mucho mayor que la que inicialmente se pensó. Al menos desde el punto de vista ... neurocientífico. Sí, la mayoría de la gente, al conocer la noticia del descubrimiento del ácido bórico, pensó en la conexión más obvia entre ETA y Al Qaeda, a saber, que las dos utilizan, para ocultar a sus miembros, pisos francos antiguos, con muchas humedades y, en consecuencia, infectadas de cucarachas. El uso del ácido bórico como insecticida claramente mostraría que los miembros de estas organizaciones se habrían preparado en los mismos campos de entrenamiento terrorista (o al menos habrían tenido acceso a los mismos manuales de técnicas terroristas). Pero, como he dicho, la verdadera conexión podría ser mucho más interesante científicamente: El ácido bórico también se utiliza como desodorante pedicuro, por lo que la presencia de esta sustancia en las viviendas de los terroristas nos estaría mostrando la existencia de un rasgo común de su “personalidad”. Pero entonces, ¿estarían relacionados el excesivo olor de pies y la psicopatología terrorista? ¿Qué áreas del cerebro podrían relacionarse con esta conexión? ¿Es posible que una alteración patológica de dichas áreas cerebrales se expresara psicosomáticamente como mal olor de pies? O por el contrario, ¿provoca el olor de pies la degeneración de determinadas regiones del cerebro, lo que finalmente conduciría a la conducta psicopatológica del terrorista? La respuesta a estos interrogantes es fundamental porque abre las puertas a la posible prevención de la conducta terrorista o de otras conductas psicopatológicas menores (antiglobalización, ...). Simplemente habría que desarrollar un odómetro pedicuro que permitiera detectar en adolescentes contestarios la susceptibilidad a desarrollar estas conductas psicopatológicas para a continuación aplicar las medidas correctoras oportunas. El que ahora se haya dejado de hablar sobre este asunto del ácido bórico me hace sospechar que el Ministerio del Interior (posiblemente en asociación con el de Educación) está intentando ocultar la relación entre ácido bórico y neurociencias que acabo de describir con el objeto de desarrollar en secreto la tecnología de prevención del terrorismo que he esbozado. Si es así esperemos que el proyecto culmine con éxito.

Profesor Boca Jarro (a.k.a. Lupe)