Líbranos Señor de tu moral patológica

1 Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí.
2 Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.
3 Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo. (...)
9 Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña.
10 Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo.
11 Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí.
12 Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único.(...)
16 y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo;
17 de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos.(...)
Génesis 22:1-19
¿Ahogaría usted a su hijo para salvar a un grupo de personas? Si hacemos el esfuerzo mental de situarnos en dicho contexto, esta pregunta supone un conflicto moral muy serio. ¿Es “bueno” sacrificar a una sola persona para salvar a un grupo? Quizá sí. Pero, ¿y si esa persona es su hijo? No cabe duda de que en este último caso la mayoría optaríamos por salvar a nuestro hijo. ¿Egoístas? ¿Y si alguien optase por lo contrario? ¿Qué pensaríamos de él? Supongo que, en principio, quedaríamos impresionados. ¡Alguien capaz de sacrificar a su propio hijo con el noble fin de salvar la vida de un grupo de personas! Admiraríamos su conducta moral como fiel reflejo de la divina condición humana. Condición que nos permite diferenciar el Bien del Mal y guiar así nuestra vida por el camino correcto. Altruista y bondadoso. A buen seguro que Dios estaría orgulloso de él, como lo estuvo de Abraham. Sí, probablemente pensaríamos eso..., pero hay un pequeño problema. Y es que optar por sacrificar a nuestro hijo en un dilema moral como el mencionado es antinatural. En otras palabras, alguien que toma esa decisión... ¡está enfermo!
Según el último trabajo del grupo del neurobiólogo Antonio Damasio y publicado en Nature, sólo los pacientes con una lesión en un área específica del cerebro, la corteza prefrontal ventromedial (ver figura), contestarían afirmativamente al conflicto moral planteado (“sacrificar a un hijo...”). Sin embargo, estos sujetos son capaces de resolver adecuadamente (comparado con los controles) otro tipo de conflictos morales fuera de la esfera personal y, por tanto, con menor contenido emocional. Los juicios morales requieren la combinación en nuestro cerebro de operaciones emocionales y racionales. Según los autores, la corteza prefrontal ventromedial estaría implicada principalmente en los juicios morales que requieren un alto contenido emocional. Como ya hemos mencionado en otras anotaciones, la corteza prefrontal juega un papel clave en el juicio moral, en diferenciar lo que está bien de lo que está mal (léase, contexto biológico). De nuevo, estos estudios de investigación en el cerebro muestran que la conducta moral humana no pertenece a la esfera de lo sobrenatural, de lo divino. Aquellos en los que la función de esta área del cerebro esté alterada tendrán un juicio moral distorsionado, incoherente con la función natural (biológica) del cerebro en la que prima la supervivencia. ¿Hay algo más importante que la descendencia?. La mala noticia es que nunca podremos ser como Abraham... ¡Estamos “diseñados” para ir al infierno!
Tito
2 Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.
3 Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo. (...)
9 Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña.
10 Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo.
11 Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí.
12 Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único.(...)
16 y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo;
17 de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos.(...)
Génesis 22:1-19
¿Ahogaría usted a su hijo para salvar a un grupo de personas? Si hacemos el esfuerzo mental de situarnos en dicho contexto, esta pregunta supone un conflicto moral muy serio. ¿Es “bueno” sacrificar a una sola persona para salvar a un grupo? Quizá sí. Pero, ¿y si esa persona es su hijo? No cabe duda de que en este último caso la mayoría optaríamos por salvar a nuestro hijo. ¿Egoístas? ¿Y si alguien optase por lo contrario? ¿Qué pensaríamos de él? Supongo que, en principio, quedaríamos impresionados. ¡Alguien capaz de sacrificar a su propio hijo con el noble fin de salvar la vida de un grupo de personas! Admiraríamos su conducta moral como fiel reflejo de la divina condición humana. Condición que nos permite diferenciar el Bien del Mal y guiar así nuestra vida por el camino correcto. Altruista y bondadoso. A buen seguro que Dios estaría orgulloso de él, como lo estuvo de Abraham. Sí, probablemente pensaríamos eso..., pero hay un pequeño problema. Y es que optar por sacrificar a nuestro hijo en un dilema moral como el mencionado es antinatural. En otras palabras, alguien que toma esa decisión... ¡está enfermo!
Según el último trabajo del grupo del neurobiólogo Antonio Damasio y publicado en Nature, sólo los pacientes con una lesión en un área específica del cerebro, la corteza prefrontal ventromedial (ver figura), contestarían afirmativamente al conflicto moral planteado (“sacrificar a un hijo...”). Sin embargo, estos sujetos son capaces de resolver adecuadamente (comparado con los controles) otro tipo de conflictos morales fuera de la esfera personal y, por tanto, con menor contenido emocional. Los juicios morales requieren la combinación en nuestro cerebro de operaciones emocionales y racionales. Según los autores, la corteza prefrontal ventromedial estaría implicada principalmente en los juicios morales que requieren un alto contenido emocional. Como ya hemos mencionado en otras anotaciones, la corteza prefrontal juega un papel clave en el juicio moral, en diferenciar lo que está bien de lo que está mal (léase, contexto biológico). De nuevo, estos estudios de investigación en el cerebro muestran que la conducta moral humana no pertenece a la esfera de lo sobrenatural, de lo divino. Aquellos en los que la función de esta área del cerebro esté alterada tendrán un juicio moral distorsionado, incoherente con la función natural (biológica) del cerebro en la que prima la supervivencia. ¿Hay algo más importante que la descendencia?. La mala noticia es que nunca podremos ser como Abraham... ¡Estamos “diseñados” para ir al infierno!
Tito
Adenda (15/7/2008): Comentario en Nature del articulo por Chris Frith (Feeling right about doing right). Otro comentario en Nature con respuesta de los autores (Do abnormal responses show utilitarian bias?).